En un mundo donde la salud mental a menudo permanece en las sombras, Fundación Amy emerge como un faro de esperanza y apoyo para los jóvenes que atraviesan momentos difíciles. Dedicada a la prevención del suicidio, esta organización sin fines de lucro se ha
convertido en un pilar fundamental para adolescentes y adultos jóvenes en Costa Rica.
La realidad del suicidio en Costa Rica
La realidad es alarmante: en promedio, una persona muere por suicidio cada día en Costa Rica. Según el Ministerio de Salud (2024), en 2022 se reportaron 450 suicidios en el país. Aunque en 2023 la cifra disminuyó a 426, sigue siendo superior a los 389 casos registrados en
2021, los 388 en 2020 y los 383 en 2019. Además, la tentativa de suicidio aumentó un 37 % en 2023 con respecto al año anterior, lo que evidencia la urgente necesidad de acción y apoyo. El Ministerio de Salud y la OMS estiman que, en promedio, cada persona que muere por suicidio deja afectadas a unas 100 personas, de ellas unas 20 quedan profundamente afectadas, convirtiéndolas en personas de alto riesgo para desarrollar depresión, ansiedad, síndrome de estrés postraumático y muerte por suicidio.
Fundación Amy aporta soluciones innovadoras
Fundación Amy no solo ofrece acompañamiento profesional accesible, sino que también construye una comunidad solidaria e informada. Su enfoque integral abarca la sensibilización en redes sociales, terapias psicológicas accesibles y un modelo de atención basado en altos
estándares internacionales. Cada sesión de terapia, con un enfoque cognitivo-conductual, busca resultados efectivos en un período breve, entre 8 y 10 sesiones. Además, el innovador modelo 1×1 garantiza que, por cada sesión pagada a precio completo, otra persona con
dificultades económicas reciba apoyo gratuito.

El trabajo de Fundación Amy se centra en la atención de adolescentes (13-24 años) y adultos jóvenes (25-35 años) que enfrentan trastornos depresivos, bipolares, de ansiedad, disociativos y relacionados con el estrés. La prevención del suicidio es una prioridad, ya que suele estar
presente en estos cuadros clínicos. Para ello, se aplican herramientas diagnósticas reconocidas a nivel internacional, como la Escala de Columbia para la Evaluación del Riesgo Suicida (C-SSRS), el Inventario de Ansiedad de Beck y los manuales DSM-5 y CIE-10,
garantizando una atención profesional de calidad y con un trato empático.
La presencia activa de Fundación Amy en redes sociales como Instagram y Facebook permite a la comunidad mantenerse informada, participar en actividades de sensibilización y contactar directamente a la organización en busca de apoyo. Estas plataformas se han convertido en un
canal vital para difundir mensajes de esperanza y crear una red de contención.
“La visión de Fundación Amy es clara: construir una sociedad más informada, inclusiva y solidaria con los jóvenes que enfrentan depresión y trastornos afectivos”, destacan desde la organización.

Existe una gran necesidad de ayuda financiera
El acceso a la salud mental sigue siendo un desafío económico para muchas personas. Más del 70 % de los pacientes que llegan a Fundación Amy solicitan financiamiento para recibir tratamiento. Las donaciones permiten que más personas accedan a apoyo profesional en
momentos críticos. Con una donación de 15.000 colones, se financia una sesión de terapia para alguien que lo necesita. Además, la fundación cuenta con un programa de donadores mensuales, quienes con su aporte recurrente garantizan la continuidad de estos servicios
esenciales.
Toda la información sobre cómo donar, las cuentas bancarias y el SINPE Móvil está disponible en su página web www.fundacionamy.org.
Cómo involucrarse?
Para conocer más sobre Fundación Amy, colaborar como donante o voluntario, o aprender cómo apoyar la salud mental en la comunidad, se puede visitar su sitio web, así como sus redes sociales en Instagram y Facebook: @FundacionAmy.
Juntos, es posible transformar el dolor en esperanza
